Las religiones mistéricas

Las religiones mistéricas

Por: Irving Gatell

Fueron la forma más sofisticada de desarrollo de las antiguas religiones agrícolas, y en el mundo helénico disfrutaron de un extenso auge desde por lo menos el siglo III AEC, hasta el siglo IV EC.
Las religiones agrícolas son aquellas que basan todo su simbolismo y narrativa mítica en las estaciones del Sol, debido a que estas son las que marcaban en la antigüedad los momentos para sembrar y cosechar los campos. Dado que eso resultaba de capital importancia, la mitología solar llegó a ser muy relevante en las grandes culturas.
La teología agrícola es muy rudimentaria. Básicamente, se centra en la noción del Sol como deidad que «muere y revive» cíclicamente, generando con ello las etapas de «muerte» y «resurrección» de la naturaleza (invierno y verano).Pero las religiones mistéricas llevaron esos conceptos a una dimensión teológica, moral y filosófica muy elevada.
La idea central fue que todo lo que en el mundo material se podía observar a nivel físico, tenía un paralelismo espiritual. Es decir: así como el Sol físico generaba la vida física, o provocaba el renacimiento de la naturaleza cada primavera, así mismo existía un Sol espiritual que generaba la vida espiritual. Si el Sol físico podía derrotar la muerte física (la noche y el invierno), entonces el Sol espiritual podía derrotar la muerte espiritual.
Con base a ello, las religiones mistéricas se plantearon tres preguntas básicas:

  1. ¿Por qué los seres humanos estamos sujetos a la muerte?
  2. ¿En qué consiste «la derrota de la muerte» a manos del Sol?
  3. ¿Cómo puede el ser humano apropiarse de esa victoria del Sol sobre la muerte?

El que tiene oído para oír, oiga.

Por supuesto, estamos hablando de preguntas planteadas en un nivel filosófico y teológico.Con el paso de los siglos y la evolución de los conceptos mistéricos, este tipo de religiones entró en conflicto y controversia abierta con otro tipo de religiosidad que también intentaba contestar esas preguntas, pero sin basarse en los simbolismos solares. A ese otro tipo de religiosidad le llamamos «filosófica» porque, en mayor o menor grado dependiendo de cada caso, siguen muy al pie de la letra las ideas de Platón, aunque adaptándolas al lenguaje religioso.
La noción central compartida por ambas tendencias fue que el Universo está conformado por una dualidad materia-espíritu.
Las religiones mistéricas asumieron una unidad inherente entre la materia y el espíritu; las religiones filosóficas, en cambio, asumieron una diferenciación absoluta entre la materia y el espíritu.
Para las religiones mistéricas, la muerte era un fenómeno que afectaba tanto a la materia como al espíritua; para las religiones filosóficas, la muerte sólo podía afectar a la materia, y en algunos casos a una especie de entidad abstracta (inmaterial) intermedia llamada «psique»; pero de ningún modo afectaba al espíritu.
Por lo tanto, las religiones mistéricas intentaban explicar el origen de la muerte, tanto física como espiritual, a partir de la noción de un daño primordial sufrido por el universo, cuya afectación habría provocado que la naturaleza (el ser humano incluido) estuvieran sentenciados a morir. En contraste, las religiones filosóficas intentaron explicar el origen de la muerte como resultado de un daño primordial que sólo afectó al mundo inferior o material.
Cada tendencia desarrolló su propia idea de lo que es «la salvación». Las religiones mistéricas vieron en ello la posibilidad de reconciliar materia y espíritu, asumiendo que la derrota de la muerte tenía que darse en los dos niveles. En cambio, las religiones filosóficas comprendieron la salvación como el proceso mediante el cual el espíritu (puro e incorruptible) logra liberarse del mundo inferior o material, y elevarse al mundo espiritual, perfecto e inalterable.
¿Por qué el Sol se convirtió en el símbolo favorito de los mistéricos para hablar de la derrota de la muerte? Primeramente, porque el Sol «muere» todas las noches al ocultarse en el Mar Occidental (recuérdese que todas estas culturas estaban en Europa o Asia, y el extremo occidental que conocían era el Océano Atlántico), pero «resucita» todas las mañanas al aparecer por el Oriente. Eso, por supuesto, implicaba que durante la noche el Sol recorría el inframundo («lo que hay debajo del mundo»; recuérdese que en muchos de estos mitos persistía la idea de que la Tierra es plana).
En un segundo nivel, porque el Sol «se aleja de la Tierra cada otoño» (recuérdese que ese era el concepto astronómico que se tenía en la antigüedad), y por esa distancia se generaba el invierno. Pero luego el Sol «se volvía a acercar durante la primavera», y con ello la muerte de la naturaleza era derrotada y la vida volvía a florecer.
Cada religión mistérica abordó estos temas y construyó sus respuestas de un modo completamente autónomo. Las que mejor conocemos son los Cultos a Osiris, Eleusis, Dionisos, Atis-Cibeles y Mitra. Son muy distintas entre ellas mismas, pero las inquietudes de fondo son las mismas.
Su uso de los simbolismos solares también es diferente. Sin embargo, hay elementos en común que son muy obvios, determinados por los ciclos estacionales.
Por ejemplo, que «la victoria del Sol» sobre la muerte o «las tinieblas» se celebra en el Equinoccio de Primavera, porque es el momento a partir del cual los días comienzan a ser más largos que las noches. O que «el nacimiento o renacimiento del Sol» se celebra en el Solsticio de Invierno, porque es el punto donde -de acuerdo con la astronomía antigua- el Sol estaba más alejado de la Tierra, y empezaba el acercamiento. O que siempre hay un número 12 rondando por ahí, debido a que el año solar consta de 12 meses, marcados por las estaciones zodíacales originadas en la astrología sumeria, heredada después a todas las culturas de la zona (incluyendo Egipto, Grecia y Roma).
Nos falta un punto por aclarar: ¿en qué consiste la idea de «mistérico»?Téngase en cuenta lo siguiente: el concepto actual de «misterio» (algo que no conocemos o entendemos, pero que puede ser tan cotidiano como las huellas de ratón que aparecen repentinamente en la cocina sin que, en un principio, sepamos por dónde entra y sale el ratón) no es el mismo que en la antigüedad.
La noción de algo oculto es la misma, pero cuando en la antigüedad se hablaba de «un misterio», se hablaba específicamente de un contenido religioso mistérico.
¿Por qué el misterio? Las dos tendencias religiosas en conflicto -mistéricos vs. filosóficos- daban por sentado (y con bastante razón) que la mayoría de los seres humanos no eran capaces de percibir las implicaciones de la dualidad espíritu-materia, y generalmente se quedaban atorados en la percepción del mundo material. Por lo tanto, había toda una dimensión -la espiritual- que literalmente les resultaba un misterio, y a la que sólo se podía acceder por medio de ciertas acciones. En el caso de las religiones filosóficas, el acceso lo daba «el verdadero conocimiento»; mismo que se obtenía por medio del estudio. En el caso de las religiones mistéricas, el acceso comenzaba (y recalco: sólo comenzaba) por medio de un rito de iniciación.
Por ello, las religiones mistéricas siempre fueron INICIÁTICAS.¿En qué consistía eso? A partir de los pocos restos arqueológicos o documentales que disponemos, en los que se describen los ritos iniciáticos principalmente de los Misterios de Eleusis, Dionisos, Atis y Mitra, sabemos esto:
1. En teoría, cualquiera podía ser «iniciado»; sin embargo, tenía que absorber los costos de los ritos de iniciación, que generalmente eran caros. Por lo tanto, los cultos iniciáticos (religiones mistéricas) siempre fueron de talante aristocrático.2. Una vez que el candidato era aceptado para ser iniciado, en una fecha específica se llevaba a cabo la ceremonia.3. Los rasgos generales parecen ser que a la persona se le hacía pasar por una especie de representación teatral, sin que él supiera que era algo teatral.4. Aparentemente, se le hacía creer que iba a morir.5. Lo que en realidad sucedía era que el iniciado participaba en una representación del mito solar en cuestión (es decir, el de Mitra, o el de Atis, o el de Eleusis, etc.). De ese modo, lograba conocer los pormenores del mito no por medio de una lección académica, sino por medio de una vivencia que tenía que dejarlo fuertemente impactado (sobre todo porque le hacían creer que iba a morir o que había muerto).6. El proceso iniciaba con un baño lustral para «purificar» a la persona que se estaba iniciando. Se trata de una clara «imitación» de lo que le pasa al Sol cada tarde, ya que «se sumerge en el Mar Occidental» antes de comenzar su recorrido por el inframundo, el lugar de los muertos.7.Una vez superado el rito de iniciación, el iniciado comenzaba su participación activa en el grupo, y poco a poco se le iban explicando los significados de ese mito solar. Es decir, en qué consistía la muerte y la salvación.

¿Por qué sabemos que el Cristianismo es, en principio, una religión mistérica? Porque cumple con todos los componentes de este tipo de religiosidad.Cierto: su teología y su «mito» fundacional no se parece a ninguna otra teología mistérica ni a ningún otro mito fundacional. Pero eso es lógico: los mitos de Mitra y de Atis, por ejemplo, tampoco se parecen. Y no por ello dejan de ser cultos mistéricos.El meollo del Nuevo Testamento es explicar de qué manera Jesús el Cristo «salva» a la humanidad. Por supuesto, implica una explicación de «por qué la humanidad está condenada a muerte».
Todo lo que se nos dice de Jesús está claramente expresado en claves iniciáticas:
1. Nacido de una virgen: a partir del Equinoccio de Otoño, el Sol comienza a «ocultarse» (es decir: las noches comienzan a ser más largas que los días) porque «se está alejando». Ese proceso continuará hasta el Solsticio de Invierno, cuando el Sol «renacerá» y comenzará «a acercarse» otra vez a la tierra. Por lo tanto, si el Solsticio de Invierno es visto como «el nacimiento del Sol», el Equinoccio de Otoño es visto como «el embarazo» después del cual «nacerá el Sol». Dicho «embarazo» ocurre en el mes de Virgo. Por eso se dice: la Virgen concebirá.2. Bautizado al inicio de su ministerio.3. Rodeado por 12 apóstoles (porque 12 son los meses del año solar).4. Traicionado o decepcionado por 3 apóstoles: Judas Iscariote, Pedro y Tomás (porque 3 son los meses del invierno).5. Resucitado triunfante en el Equinoccio de Primavera (que coincide con la Pascua judía; nótese: si la idea de «el Mesías como un sacrificio expiatorio» se hubiese hecho conforme a la teología judía, Jesús tendría que haber muerto en Yom Kippur, no en Pascua; si murió en Pascua, es porque se hizo conforme a la teología mistérica).
Hay otros dos detalles notables. El primero es que Jesús generalmente es descrito como el Sol. El segundo, que él mismo dijo que sus enseñanzas eran mistéricas.
Su perfil solar lo podemos ver en estas expresiones:
a) «Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos» (Apocalipsis 19:11-14).b) «Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana» (Apocalipsis 22:16).c) «Mientras estoy en el mundo, luz soy del mundo» (Juan 9:5).Sobre la naturaleza mistérica de sus enseñanzas, tenemos esto:»Y respondiendo El, les dijo: Porque a vosotros se os ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos, pero a ellos no se les ha concedido» (Mateo 13:11).La palabra usada para «misterios» es μυστήρια, que en la época se usaba específicamente para referirse a los contenidos de las religiones mistéricas.Pablo la usa casi 20 veces en sus epístolas. Algunos ejemplos:a) «Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del MISTERIO que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos» (Romanos 16:25).b) «Mas hablamos sabiduría de Dios en MISTERIO, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria» (I Corintios 2:7).c) «Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los MISTERIOs de Dios» (I Corintios 4:1).d) «leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el MISTERIO de Cristo» (Efesios 3:4).e) «a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el MISTERIO del evangelio» (Efesios 6:19).f) «He aquí, os digo un MISTERIO: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados…» (I Corintios 15:51).
Nótese que este último pasaje habla de la resurrección como un «misterio».Y dejemos clara una cosa: en la época, el uso de la palabra «misterio» en temática religiosa tenía una connotación muy específica. Es decir: Pablo, sin ningún tipo de recato, ESTÁ SIENDO MUY PRECISO AL SEÑALAR QUE ÉL ES UN PREDICADOR MISTÉRICO.
Es curiosa la forma en la que muchos especialistas tradicionalistas intentan matizar, o incluso negar esta realidad. Apelan a que Pablo «usó el lenguaje mistérico para alcanzar a los que se sentían atraídos por ese tipo de discurso» (Antonio Piñero es uno de los autores que más apelan a esto).
Pero eso es un retruécano. Al caso, entonces deberían haber pasajes donde Pablo «usara el lenguaje estoico para alcanzar a los que se sentían atraídos por el estoicismo», y así sucesivamente con todas las tendencias ideológicas, religiosas o filosóficas de la época.Pero no hay nada de eso. Sólo un «uso del lenguaje mistérico». ¿Acaso Pablo sólo estaba interesado en «alcanzar a los interesados en las religiones mistéricas»?
Para disgusto de Piñero y otros especialistas semejantes, hay una explicación más sencilla. En México decimos que si camina como pato, come lo que come un pato, y parpa como pato, es un pato.
Si usa conceptos mistéricos y habla con lenguaje mistérico, es porque fue un predicador mistérico.
Ahora bien: es cierto que el Cristianismo representa una ruptura en relación a otras religiones mistéricas. Hay algo que lo caracteriza y que no tiene ninguna otra.
A juicio de los especialistas, Pablo fue un predicador absolutamente convencido de que el «fin de los tiempos» estaba a punto de llegar. Su ministerio y su teología tienen fortísimas dosis de escatología, y eso sin duda fue una influencia recibida de la apocalíptica judía (por cierto: la apocalíptica judía fue cultivada en el único grupo judío que llegó a desarrollar ideas similares a las de los cultos mistéricos: los esenios de Qumrán).
Evidentemente, Pablo estaba convencido que ante la inminencia del Fin, los misterios tenían que ser revelados:

«Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles; si es que habéis oído de la administración de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros; que por revelación me fue declarado el misterio, como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu» (Efesios 3:1-5).

Por eso Pablo le dio al Cristianismo una forma muy especial: una religión mistérica con su propio rito de iniciación (el bautismo, un baño ritual como debe ser en cualquier tradición mistérica), pero sin costo monetario alguno.
Una religión mistérica gratuita, donde el único requisito para «conocer la salvación» era CREER.Eso provocó que, a la larga, el Cristianismo desarrollara un perfil muy distinto al de las demás religiones mistéricas, que inevitablemente eran elitistas.
Sin embargo, eso no le quita al Cristianismo su naturaleza mistérica original.La prueba de ello está en el texto de Justino Mártir «Diálogo con el Judío Trifón», en donde se registra que una de las objeciones puestas por Trifón fue que, justamente, el Cristianismo sólo era otra religión mistérica, ya que todos sus conceptos y ritos eran, en esencia, idénticos a los de las demás religiones mistéricas.La respuesta de Justino es, en realidad, una idiotez. Apeló a que si los ritos de otras religiones -concretamente, el Mitraísmo- se parecían a los del Cristianismo, era porque «el diablo había revelado a los paganos esos ritos para confundir a la gente».Es decir: ni siquiera Justino hizo un intento por demostrar que el Cristianismo no era un culto mistérico. Sólo hizo el esfuerzo por demostrar que era «el culto mistérico correcto».Así que ya supérenlo. Es más, disfrútenlo. Si acaso tuvieran idea de lo complejo, bello y fascinante que es el sentido simbólico de las religiones solares, estarían felices de ser herederos de esa tradición.Porque, obviamente, el meollo de las religiones mistéricas no era adorar al Sol. Eso era para el vulgo.El Sol, para ellos, simplemente era el símbolo de la sabiduría, la Verdadera Luz, el conocimiento que aclara la mente y el alma.Pero parece que eso es muy difícil de entender. Parece que la gente prefiere aferrarse al sentido literal -y absurdo- del relato, y creer que realmente un tipo nación de una virgen, caminó sobre el agua, y resucitó.Y por culpa de eso se pierden de lo más profundo de las enseñanzas de esos sabios que, para expresarlas, inventaron la figura de Jesús el Cristo, ese personaje mitológico que hablaba en parábolas para que la gente común y corriente no le entendiera. Sólo los elegidos. Es decir, sólo los iniciados.

(Les recomiendo el libro «El misterio pagano y el misterio Cristiano», de Alfred Loisy; sus conceptos sobre el Cristianismo como tradición mistérica ya están muy superados, pero su descripción de diversos cultos mistéricos de la antigüedad sigue siendo muy completa y valiosa)

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